Comienza el mes con la fiesta internacional del trabajo y prosigue con la festividad del dos de mayo, que conmemora el levantamiento popular de 1808 de los madrileños contra la ocupación francesa, en el primer acontecimiento de la Guerra de la Independencia Española. Pero estos hechos, de los que este año se cumple el 211 aniversario tuvieron su origen el mes de marzo del mismo año en el motín de Aranjuez contra Manuel Godoy, secretario de Estado de Carlos IV.
Pero en esta ocasión nuestra aventura también rinde homenaje a un valenciano ligado para siempre a Aranjuez, de cuyo fallecimiento este año se cumple el vigésimo aniversario: el maestro Joaquín Rodrigo, quien con su concierto inmortalizó la ciudad y sus jardines; no en vano en 1991 le fue reconocido el título de marqués de los Jardines de Aranjuez por su contribución a la música española y su impulso para su proyección universal.
El punto de encuentro esta vez en la salida 36 de la A4, justo antes de la desviación a Aranjuez. Ponies habituales y nuevos conocidos acudimos a nuestra cita mensual para disfrutar de la jornada; prácticamente todas las generaciones representadas. Partimos en caravana de colores recorriendo la distancia que nos separa de la entrada al Real Sitio.
Serpenteando por el pavimento adoquinado nos dirigimos hacia las proximidades del Palacio Real donde, antes de visitarlo, hacemos un breve alto en el camino para retratarnos ante su majestuosidad. Uno tras otro los Mustangs toman sito frente a su fachada principal, hasta que al final todos posan para una espectacular foto de grupo.
Terminadas las fotos y aparcadas las monturas, nos espera Leticia para mostrarnos las maravillas del Palacio; tras el ritual del acceso a las instalaciones comenzamos a disfrutar de la visita.
Erigido por orden de Felipe II, proyectó e inició la obra Juan Bautista de Toledo, terminándola Juan de Herrera. Destacan la exquisitez de la Sala China, el Gabinete árabe y el Gabinete de porcelana. Decididamente uno se da cuenta cómo cambia la percepción de los lugares cuando alguien entendido te explica un conjunto de matices de los que, de otra forma, no habrías sido consciente.
Terminada la visita al interior del Palacio nos disponemos a disfrutar de los jardines, sin los que esta pieza arquitectónica no está completa. De hecho, los jardines se concibieron para ensalzar aún más si cabe tan magnífica residencia a orillas del Tajo y del Jarama; los mismos jardines cuya belleza encumbrara el maestro Rodrigo.
Pero los jardines de Aranjuez, en realidad cuatro (el del Parterre, el de la Isla, el del Príncipe y el de Isabel II) no son lugar para nuestros vehículos, así que debemos optar por un medio de transporte alternativo que nos permita adentrarnos en ellos y contemplar su naturaleza: el Chiquitren; chiqui por su tamaño, pero apto para adultos y niños.
El Chiquitren nos recoge junto al Palacio e inicia su recorrido a través del centro histórico, atravesando la puerta de hierro del Jardín del Príncipe obra de Juan de Villanueva. Desde su partida y durante todo el trayecto se suceden las explicaciones, que nos permiten apreciar la magnífica biodiversidad del entorno. Árboles del plátano, ahuehuetes, pacanos, caquis de Virginia, cipreses, liquidámbares, pinos, castaños de indias… entre los que se ubican un conjunto de espléndidas fuentes, como las de Narciso, de los Cisnes, de Apolo, así como el estanque de los Chinescos, y por donde divisamos faisanes, pavos reales, ardillas y otros animales en libertad.
El maquinista detiene el tren junto al Museo de Falúas, cerca del embarcadero, para realizar una breve visita. Una vez más, nuestra guía complementa la imponente visión de estos barcos de agua dulce que antaño surcaron el Tajo con sus explicaciones. Destacan la falúa que perteneció a Carlos IV y la góndola de Felipe V, además podemos disfrutar de distintos utensilios de navegación de las falúas, así como de un juego de cañones de bronce del reinado de Fernando VI.
De vuelta a nuestro punto de origen junto al Palacio, volvemos nuestros pasos hacia El Rana Verde donde nos aguarda la comida y posterior sobremesa. Así damos por concluido un día redondo y nuestra reunión mensual. ¡Hasta la próxima!
Queremos agradecer la colaboración inestimable para la realización de este evento a las siguientes personas e instituciones: al Excelentísimo Ayuntamiento del Real Sitio y Villa de Aranjuez, a Daniel Aguilar y José Manuel Muñoz de la Oficina de Turismo del Ayuntamiento del Real Sitio y Villa de Aranjuez, por su amabilidad al asesorarnos para desarrollar la visita; a Leticia Cuenca, nuestra guía y cicerón que nos descubrió los secretos del Palacio y del Museo de Falúas; así como al Restaurante El Rana Verde y a Maite por atendernos tan amablemente. Especialmente agradecemos a Ismael Triviño y José Peña sus excelentes fotografías. A todos, ¡gracias!
Banda sonora del artículo: en 1939, el maestro Rodrigo escribió el concierto de Aranjuez para guitarra y orquesta en tres movimientos (Allegro con spirito, Adagio y Allegro gentile) del que, sin duda, su adagio es una de las piezas más conocidas; una melodía mezcla de belleza y tensión que avanza y envuelve como la naturaleza de sus jardines en los que se inspiró. Señas de identidad para siempre vinculadas al paisaje ribereño y a sus gentes. Aranjuez, ciudad de la música, fue nombrada en 2001 por la UNESCO Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad.
Nota: La vida y obra del maestro siguen siendo objeto de estudio en la actualidad. Fruto de ello, el estudioso Javier Suárez Pajares descubrió en 2018 una pieza de juventud inédita, Preludio al atardecer (1926), grabada por el guitarrista Juan Manuel Cañizares por primera vez en su último disco Rodrigo por Cañizares (2019). Por otra parte, la exposición de la Biblioteca Nacional El paisaje acústico de Joaquín Rodrigo (24 de mayo – 8 de septiembre), hace un recorrido por la faceta humana y artística del compositor, con motivo del XX aniversario de su fallecimiento.
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Precioso artículo... un bonito beso... mi enhorabuena...
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