Como igualmente curioso es que la Unión Europea reconozca con banderas azules la calidad de las aguas del “litoral” de Madrid. Pero, entonces, ¿Madrid tiene playa? Pues sí, la playa de la Virgen de la Nueva, en el pantano de San Juan, en el municipio de San Martín de Valdeiglesias. Ubicado en el Valle de las Iglesias, de donde toma su nombre, allí nos dirigimos este mes para conocer un poco más su historia y su patrimonio.
Comenzamos nuestro paseo por San Martín de Valdeiglesias estacionando nuestros Mustangs en la Plaza Real, junto a su ayuntamiento. Los ponies se vigilan unos a otros mientras nos disponemos a acceder a su iglesia parroquial del siglo XVII, dedicada a San Martín de Tours. Majestuosa en sus dimensiones pero inacabada, como reza el dicho, a día de hoy sigue deparando sorpresas en forma de frescos que salen a la luz. Tras recorrer sus rincones, nos preparamos para nuestra siguiente etapa.
Hacemos un alto en el camino en la Plaza de la Corredera, junto al mercado municipal, para probar, al sol, el famoso vino de San Martín de Valdeiglesias (una de las cuatro subzonas de la denominación de origen vinos de Madrid) y sus magníficas patatas revolconas en el Rincón de Pachiqui. Aprovechamos también para comprar en El Pinche Goloso una muestra de algunos dulces típicos del municipio: los retorcidos y los mantecados. Ahora la vida ya se ve de otro color.
San Martín de Valdeiglesias cuenta con una importante afición taurina, que cobra todo su protagonismo durante las fiestas de la virgen de La Nueva en el mes de septiembre; así que nos dirigimos hacia su plaza de toros, de tercera categoría. Una vez más, como en el caso de su iglesia, desde fuera no se adivina su verdadero tamaño y su aforo para 3000 personas.
De las siete ermitas originales del Valle de las Iglesias, que forman parte del escudo del municipio, en la actualidad se conservan seis. Visitamos la del Ecce Homo, construida en el siglo XV y que se abre cada domingo de ramos para bendecir las palmas y los ramos de olivo y romero. Destaca su cornisa decorada por bolas de granito y sus arcos apuntalados que, acristalados, permiten ver los detalles del interior y las tallas que guarda.
Una de nuestras últimas paradas en nuestro recorrido es, sin duda, una de las más emblemáticas: el castillo de La Coracera, declarado Bien de Interés Cultural. Mandado construir por Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla en 1434, cuando adquirió el señorío a los monjes de Santa María la Real, su blasón y esta construcción son señas de identidad del municipio. Situado estratégicamente en un cerro, en la encrucijada de caminos entre Toledo, Ávila y Madrid, albergó entre otros a Isabel de Castilla cuando fue proclamada heredera de la Corona en la Jura de Guisando. Además de visitarse, en la actualidad en su patio de armas se puede disfrutar de conciertos y todo tipo de celebraciones al aire libre.
Llegó la hora de la comida y dónde comer mejor que en un edificio singular, antigua bodega, con una decoración donde conviven integrados elementos tradicionales y modernos, en un ambiente inspirador que alude a la cultura del vino; la Hacienda La Coracera y su restaurante 7 Capillas. El menú preparado para la ocasión no defrauda nuestros paladares; ¡sobresaliente!
Tras la comida, ya en nuestros Mustangs, nos dirigimos a un lugar mágico enclavado en el municipio: el Bosque Encantado. Un jardín botánico fascinante que alberga 500 tipos de plantas y 300 esculturas vegetales, donde se pueden contemplar animales, seres mitológicos y fantásticos, objetos e incluso recorrer un laberinto vegetal.
Cae la tarde y el bosque se llena de luces de colores, un espectáculo natural digno de ser visto. Es hora de terminar nuestra aventura de este mes y esperar a que pronto venga la siguiente. Ven y vive tu propia historia…. en San Martín de Valdeiglesias.
Por cierto, la marmota Phil salió de su letargo y predijo que la primavera llegará pronto este año.
Queremos agradecer la colaboración inestimable para la realización de este evento a las siguientes instituciones y personas de San Martín de Valdeiglesias: al Excelentísimo Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias, a su alcaldesa María Mercedes Zarzalejo Carbajo; a José Castro, Responsable de Comunicación, Redes, Eventos y Protocolo; y a Víctor Sánchez Díaz, Oficina Municipal de Información Turística, por darnos todas las facilidades para su organización, así como a la Policía Local del Municipio por su ayuda; a Nuria González de El Rincón de Pachiqui, por su amable acogida y su excelente atención; a Gema de Francisco de Hacienda la Coracera y su Restaurante 7 Capillas, por deleitarnos con su gastronomía en un entorno privilegiado; y al Bosque Encantado, por mostrarnos todo un mundo de fantasía en plena naturaleza. A todos, ¡gracias!
Banda sonora del artículo: la proximidad del día de San Valentín nos predispone a pensar en el love feroz; y ese pensamiento nos lleva nuevamente a Dean Martin, a cuya personalidad y obra nos aproximábamos en las navidades pasadas.
Dean Martin, aunque nacido en EE.UU., era hijo de inmigrantes italianos; su padre provenía de Montesilvano, Pescara, Abruzzo, y su madre tenía ancestros napolitanos y sicilianos. Fue precisamente una declaración de amor por Nápoles y a cómo se vive allí el amor la que se convertiría en uno de sus mayores éxitos: That’s Amore.
Compuesta por Harry Warren y Jack Brooks (1953) apareció por primera vez en la banda sonora de la película “¡Qué par de golfantes!” coprotagonizada con Jerry Lewis y recibió una nominación al Oscar a la mejor canción original.
Toda una declaración para el día de San Valentín.
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